Y es distinto porque San Valentín no significa gastarse una pasta gansa en regalos. Así que este es un post para aquellos que tengan tiempo, quieran regalar algo pero no saben el qué, a esa persona que tiene de todo. Pues... ¿a qué no tiene un tarro lleno a amor?
Haz corazones de tela, o de papel si lo tuyo no es el punto (yo soy de esas), y escóndelos por toda la casa: en el armario, en su funda para las gafas, en el libro que se esté leyendo... A medida que vaya recopilando todos los corazones los va dejando en un tarro. Así cada vez que encuentre recordará que le quieres.
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