Empezando por el escenario escogido: la playa. No suena muy de invierno, ¿verdad? Los novios quisieron hacer algo muy diferente a la típica boda de verano en la costa. Y a ello le añadieron una mezcla de lo moderno y lo rústico, con aires etéreos y un ambiente de cuento.
La paleta de colores, tengo que admitir, me ha parecido fabulosa y original: una gama de grises, crema, blanco, oro y pinceladas de plata.
Otro elemento en común que vamos a encontrar en toda la boda, y que me ha llamado mucho la atención son los osos. Empezando por las siluetas de Señor Oso y Señora Osa de las invitaciones al medallón en el ramo de la novia.
Desde luego los novios quisieron retar al tiempo al celebrar la ceremonia al aire libre, pero el frío no fue un impedimento para crear su propio altar a orillas del mar. Las sillas y los elementos florales son sencillamente sensacionales.
El mismo estilo decorativo, y el mismo ambiente de cuento, sigue en la recepción. Siguen los grises y pastel, los osos, las sillas... y se unen las mesas alargadas y elegantes elementos náuticos.
¿Os habéis fijado que la mesa principal está flotando, literalmente?
Podéis ver la boda al completo aquí, aquí y aquí.
Sin duda es una boda llena de detalles personales y originales.
Sin duda es una boda llena de detalles personales y originales.
¿Celebraríais una boda de invierno en la playa?
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