Lo más importante para dar a conocer nuestro trabajo, y como buenos amantes del diseño y de la comunicación, es tener una tarjeta personal de visita que guste, tanto que cuando se la des a alguien se acuerde de ti cuando necesite algún servicio que tú puedas ofrecerle.
Así que, no podíamos empezar con "Érase una vez... Bodas y Eventos" sin tener nuestras propias tarjetas. Y, además, 100% hechas a mano.
Siempre he sido una amante de las manualidades pero nunca he tenido suficiente tiempo como para llevar a cabo todos los proyectos que tengo en mente. Y son muchos, creedme. Mi casa, en la que vivo más de dos años con mi marido, no se convertirá en un hogar hasta que no personalice yo misma cada rinconcito. Pero con las tarjetas no iba a pasar lo mismo. Ya practicamos con los invitaciones de nuestra boda y quedaron fabulosas (prometo mostrároslo en otro post) y ahora sí o sí es el turno de las tarjetas.
Me pasé toda una mañana buscando el material por Internet, comparando precios y haciendo pedidos. Al fin, todo lo que necesitábamos llegó justo a tiempo para disfrutar de un fin de semana cortando, redondeando y cuñando.
Con todo esto podemos hacer las reposiciones de tarjetas que necesitemos, sólo hace falta un poco de pulso. Y, por supuesto, al sello le podemos dar muchas más aplicaciones, útil ¿verdad?
Y... voalà! Así se nos han quedado:
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